Decía Teilhard de Chaldrin que, en la escala de lo cósmico, solo lo fantástico tiene posibilidades de ser verdadero. Y tan proverbial resultó ser su reflexión que son, hoy ya, un buen número de físicos –hemos escrito "físicos", si- los que han incorporado dentro de su vocabulario palabras como "supercuerdas", "agujeros de gusano", "mundos paralelos"... La mecánica cuántica y la relatividad parecen demostrar el fracaso del orden mecanicista y explican que nuestro universo, tan inconmensurable como nos parecía y sin que apenas hayamos comenzado a descubrirlo, sería como una "burbuja" coexistiendo con otros universos.

La sola idea de un "multiverso", incrustado dentro de "once dimensiones", y mostrando unas realidades moldeables y, por supuesto, más complejas de la que perciben nuestros limitados sentidos, nos obliga a desplegar nuestra mente, no digamos nuestra imaginación... La "vida" podría ser "sueño" y los "sueños, "realidad", y todo cuanto nos sucede podría ser oasis ficticios de una conciencia, la nuestra, que está en otro lugar... Y es que algunas cosas no son como nos parecen: Hace mil años creíamos que nuestro universo terminaba en Saturno. En el mundo material las cosas están separadas espacialmente, pero nosotros no lo hemos sabido hasta hace poco porque percibimos su solidez.


Legendaria Avalon, sumergida en brumas y maravillas, isla del reino de las Hadas, del helénico Jardín de las Hespérides, el lugar donde son portadores de eternidad, Arturo, Morgana o Merlín; donde habita escondido de los hombres el Santo Grial... Mítica Avalon, al igual que Shambala o Agarta, lugares mágicos por excelencia, lugares de paso a universos prohibidos . Tal vez, algún día, tus brumas se disipen y podremos acceder a la realidad. ¿Pero qué realidad? No lo sabemos. Quizás no lo sepamos nunca. Hoy, de momento, hay quien piensa, físicos incluidos, que el Universo está empezando a parecerse más a un gran pensamiento que a una gran máquina.

jueves, 7 de febrero de 2008

La paradoja de Fermi


Escuché su nombre hace ya algunos años. Tantos que, entonces, Marte era todavía el planeta de “los canali” y Venus aún escondía celosamente su rostro. La nave Enterprise recorría los cielos en blanco y negro de los televisores españoles. Suspirábamos con cada melodía de los Beatles y el sueño de los adolescentes era ir de vacaciones a Ibiza para unirse a la filosofía hippy. En vez de Irak, entonces, era Vietnam.

La “paradoja de Fermi” debe su nombre a Enrico Fermi, un físico italiano que nació en Roma un 29 de septiembre de 1901. Trabajó en el desarrollo del primer reactor nuclear y dedicó gran parte de su vida a la Física Cuántica. Pero, sin embargo, inmortalizaría su apellido gracias a su famosa “paradoja”.

Consiste en el siguiente planteamiento: si el Universo posee formas de vida inteligente ¿por qué no tenemos ninguna evidencia empírica de ellas? ¿Dónde están? preguntaba él. La respuesta de Fermi, obviamente preocupado por su papel en el desarrollo de las bombas atómicas, era que las civilizaciones tecnológicamente avanzadas corrían un grave peligro de autodestruirse por medio del uso de armas nucleares.

Personalmente no estoy de acuerdo con este planteamiento, por lo menos no del todo, pues equivale a suponer que todas las formas de vida en el universo poseen el mismo afán autodestructor que nos caracteriza y que es inherente a la especie humana. Desconocemos como pueden pensar, sentir y desenvolverse otras almas pensantes, si las hubiera claro está. En nuestro mundo no todas las especies animales tienden hacia la autodestrucción. Pero lo que yo crea o deje de creer tampoco debe de tener demasiada importancia, solo es una apreciación personal. Así que sigamos con Fermi.

Cincuenta años después de que este científico planteara su famosa paradoja, la Humanidad, o la parte de ella interesada en resolverla, sigue preguntándose: ¿dónde están ellos? ¿por qué no tenemos pruebas irrefutables de la visita o existencia de civilizaciones extraterrestres? .

Algunas de las respuestas podrían ser éstas:

- Existen, pero la mayoría de la gente no lo sabe todavía.
- Existen, han estado aquí, pero no estábamos nosotros.
- Existen, pero no se comunican con nosotros.
- Existen y se comunican, pero no les oímos.
- Han desaparecido.
- Existen pero no somos conscientes de ellos.
- Nunca han existido.
- Somos nosotros o Todavía no existen.

Todas estas respuestas se podrían combinar entre ellas en algunos de sus aspectos, formando así un buen número de variantes.

Muy pocos son los que creen, hoy en día, que “los extraterrestres ya están aquí”. En el apogeo de la histeria provocada por la aparición de “platillos volantes”, parecía claro que éstos procedían del espacio exterior ¡¡era tan grande!! y que nos estaban visitando con frecuencia y que incluso se atrevían a entrometerse en nuestros asuntos. Si los famosos ovnis estaban además tripulados por extraterrestres, la "paradoja de Fermi" parecía estar ya resulta de inmediato.

Más tarde, no convenciéndonos demasiado el origen alienígena de “los platillos volantes”, aún no era hora de renunciar a la existencia de civilizaciones extraterrestres. Quizá nos habían visitado en un lejano pasado y dejaron pistas sobre su presencia en nuestro planeta. Autores como Erich von Däniken, nos aseguraban tal posibilidad y sus libros estuvieron de moda. Algunos acabaron en mi despacho. Su fiabilidad ya sería otra cuestión para el debate.

También resultó muy atractivo el plantear el destino de nuestro mundo como un “zoológico” preparado por los extraterrestres. Esta línea de pensamiento contó entre sus adeptos con el ex jesuita Salvador Freixedo. Civilizaciones muy avanzadas aparecerían y desaparecerían en la Galaxia, destruidas por sus enemigos o por sí mismas. Alguna de ellas podría haber deseado establecer una reserva en este planeta azul, alejada del “ruido galáctico”, donde la vida pudiera desarrollarse sin verse afectada por los dramáticos acontecimientos del exterior. Así, siendo nosotros ajenos de todo, nuestro mundo sería “una granja cósmica” observada por frías y a la vez inteligentes miradas.

Y el mundo fue evolucionando. En 1996, la NASA anunció la posible (y polémica) existencia de fósiles de vida marciana en un meteorito caído y recogido en la Antártida. Si existió vida en la historia remota del “planeta rojo”, y ésta consiguió llegar hasta aquí hace mucho tiempo, para después evolucionar, podríamos llegar a una nueva conclusión: los extraterrestres (marcianos) existen, pero somos nosotros. Algunos científicos, de hecho, insisten en que la vida terrestre procede del espacio: “teoría de la panspermia”. Si la “fecundación” fue, además, deliberada, tendríamos otra prueba de que ahí afuera hay alguien que ya nos ha visitado, al menos una vez.

Y llegó la era de la informática. En una línea similar a la hipótesis de “la granja humana”, pero muy “matrixiana”, el profesor de matemáticas y física, Stephen Baxter, sugirió hace unos meses que la Tierra y sus inquilinos viven en una especie de simulación de realidad virtual, que nos proporciona una impresión artificial del Universo semejante a la que tenemos cuando entramos en un planetario. Nos inculcarían así la ilusión de que estamos solos en el Universo, y nos alejarían de cualquier influencia que cambiara nuestra línea evolutiva natural.

Realmente este último planteamiento desborda nuestra imaginación, por lo menos la mía, que ya es bastante amplia. Y el caso es que no podemos negar tal posibilidad. Una posibilidad que habíamos de excluir hace tan solo unos años, cuando el ser humano desconocía la informática. Por ello, la “paradoja de Ferni” no solo sigue indescifrazada, sino que conforme evoluciona la vida humana y con ella la tecnología, deja abierta todas las posibilidades sobre nuevas respuestas, sobre las cuales, desconocemos absolutamente todo.

Cuando escuché por primera vez esto de la “paradoja de Fermi” me ilusioné creyendo que durante mi vida tal vez tuviera tiempo de conocer la respuesta. Como a Orfeo se nos escapó esa felicidad de las manos. La "paradoja de Fermi" no solo no tiene respuesta aún, sino que tal vez nunca la tenga. Y es que toda paradoja conlleva a una auto-contradicción y una situación que contradice el sentido común. Solo nos resta un consuelo: lo que anteayer era posible y ayer era imposible, hoy vuelve a ser posible. Cuando uno ya ni recuerda los canales de Marte, ni las lunas de Barsoom ... ahora la ciencia nos habla de nuevos enfoques sobre el universo, del “multiverso”; teorías, si cabe, más atractivas y fantásticas que las de ayer. Volvemos a ver solo un camino: "capitán, haga usted el favor, segunda estrella a la derecha, todo recto hacia el mañana."

Manuel Capella
http://www.manuelcapella.net

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy interesante el artículo, no conocía esta paradoja, ni por lo tanto la reflexión que esta conlleva.
Hoy ya me puedo acostar tranquilo puesto que ya sé algo más, gracias.

Anónimo dijo...

¿se resolverá el misterio algún día?