Decía Teilhard de Chaldrin que, en la escala de lo cósmico, solo lo fantástico tiene posibilidades de ser verdadero. Y tan proverbial resultó ser su reflexión que son, hoy ya, un buen número de físicos –hemos escrito "físicos", si- los que han incorporado dentro de su vocabulario palabras como "supercuerdas", "agujeros de gusano", "mundos paralelos"... La mecánica cuántica y la relatividad parecen demostrar el fracaso del orden mecanicista y explican que nuestro universo, tan inconmensurable como nos parecía y sin que apenas hayamos comenzado a descubrirlo, sería como una "burbuja" coexistiendo con otros universos.

La sola idea de un "multiverso", incrustado dentro de "once dimensiones", y mostrando unas realidades moldeables y, por supuesto, más complejas de la que perciben nuestros limitados sentidos, nos obliga a desplegar nuestra mente, no digamos nuestra imaginación... La "vida" podría ser "sueño" y los "sueños, "realidad", y todo cuanto nos sucede podría ser oasis ficticios de una conciencia, la nuestra, que está en otro lugar... Y es que algunas cosas no son como nos parecen: Hace mil años creíamos que nuestro universo terminaba en Saturno. En el mundo material las cosas están separadas espacialmente, pero nosotros no lo hemos sabido hasta hace poco porque percibimos su solidez.


Legendaria Avalon, sumergida en brumas y maravillas, isla del reino de las Hadas, del helénico Jardín de las Hespérides, el lugar donde son portadores de eternidad, Arturo, Morgana o Merlín; donde habita escondido de los hombres el Santo Grial... Mítica Avalon, al igual que Shambala o Agarta, lugares mágicos por excelencia, lugares de paso a universos prohibidos . Tal vez, algún día, tus brumas se disipen y podremos acceder a la realidad. ¿Pero qué realidad? No lo sabemos. Quizás no lo sepamos nunca. Hoy, de momento, hay quien piensa, físicos incluidos, que el Universo está empezando a parecerse más a un gran pensamiento que a una gran máquina.

miércoles, 28 de mayo de 2008

Promesas a la luz de la Luna


Voy a relatar una anécdota bastante divertida, y del todo real. Creo que tampoco es demasiado conocida, por lo que espero que los lectores de estas líneas no exclamen nada más comenzar: “si esto ya lo sabía yo”. Tiene su origen en las estrellas, allí donde ahora mismito la Phoenix está investigando el suelo ártico marciano en busca de compuestos orgánicos, es decir, de vida. Quizás, situar la historia "entre las estrellas" sea muy pretencioso por mi parte, pero sí en su primer peldaño hacia ellas, en nuestra plateada Luna, objeto de poetas y enamorados, testigo de románticas promesas.  

Nos situamos ante uno de los sucesos que más controversia, conjeturas y polémica ha generado en nuestra corta carrera espacial. La llegada, por primera vez, del hombre a la Luna a través de la misión Apolo XI. Este suceso, ocurrido en Julio del 69, ha suscitado, y suscita todavía, insinuaciones sobre que los astronautas Armstrong, Collins y Aldrin, observaron en suelo selenita hangares y naves alienígenas; se habló de conversaciones censuradas entre el módulo lunar y Cabo Cañaveral. No son pocos los que siguen creyendo que tal misión, en realidad, no existió, que se trató de un gran montaje, de un descomunal fraude. A veces son los mismos que también afirman que los tres astronautas si vieron cosas extrañas durante su aventura; aunque ambas aseveraciones sean de naturaleza contradictoria. 

Es verdad que la pregunta que muchos nos formulamos es: ¿Por qué nunca se volvió a ir a la Luna pasados los sesenta y los setenta? Un servidor, que no es nada conspiracionista y se cree todo lo que le dicen, tiene su opinión: Por una simple razón, no era práctico. Poner un ser humano en la Luna no era una búsqueda científica ni mucho menos algo útil, todo lo contrario, era simplemente una demostración de poder durante la Guerra Fría, un acto simbólico. Una vez alcanzado esto ya no tenía más sentido enviar seres humanos ya que las misiones podían ser completadas perfectamente y a una fracción del costo utilizando sondas y robots... así de sencillo.
 
Pero, como siempre, me estoy desviando del tema. Vamos con la anécdota:
 
Cuando el astronauta del Apolo XI, Neil Armstrong, pisó por primera vez la Luna, no sólo dijo su famosa frase, "Un pequeño paso para el hombre, un enorme salto para la humanidad", sino que después hizo varios comentarios, los usuales de comunicación entre él, los otros astronautas y el centro de control. Sin embargo, justo al volver a la cápsula dijo algo enigmático:

- Buena suerte, señor Gorsky.

Mucha gente de la NASA pensó que sería un comentario casual acerca de algún cosmonauta soviético rival. Sin embargo, tras comprobarlo, no se encontró ningún Gorsky en ningún programa espacial, ni ruso ni norteamericano. A lo largo de los años, mucha gente interrogó a Armstrong acerca del significado de su comentario "Buena suerte, señor Gorsky", pero Armstrong se limitaba a sonreír siempre, sin decir nada.
 
Pero hace algunos años (el 5 de julio de 1995 en Tampa Bay, Florida), mientras respondía preguntas tras un discurso, un periodista sacó a relucir la famosa pregunta de 26 años de antigüedad. Esta vez por fin respondió. Mr. Gorsky había muerto, por lo que Neil Armstrong sentía que podía dar solución a la pregunta.

Cuando era un niño, estaba jugando al beisbol en el patio trasero con un amigo. Éste golpeo una bola con fuerza y la hizo aterrizar enfrente de la ventana del dormitorio de sus vecinos. Éstos eran el señor y la señora Gorsky.

Cuando Neil se inclinaba a recoger la pelota, oyó a la señora Gorsky gritándole al señor Gorsky:

- ¡¿Sexo oral?! ¡¿Quieres sexo oral?! ¡Tendrás sexo oral cuando el chico del vecino se pasee por la luna!


¿Cumpliría la señora Gorsky su promesa?.

Manuel Capella
http://www.manuelcapella.net

lunes, 19 de mayo de 2008

La cabina.



No es de extrañar que tras la emisión de esta impresionante película, en 1972, muchos ciudadanos interpusieran un pié en la puerta de las cabinas telefónicas, para que estas no se cerraran del todo mientras realizaban una llamada.
Antonio Mercero logró entre otros reconocimientos, un premio Emmy en el 73, gracias a esta surrealista historia, con guión de José L. Garci y protagonizada por el gran José L. López Vázquez. Siendo hasta ahora el único español que cuenta en su carrera con este galardón.
"La Cabina" se ha convertido en pieza de culto con fanáticos seguidores en los lugares más insospechados, como el historiador Hugh Thomas, un apasionado de esta película. Bajo una apariencia surrealista y con una terrorífica trama, el film representó con gran ingenio (para salvar la temida censura) la oprimida sociedad de aquella época tan gris. Una "paralítica" sociedad que vivía encarcelada sin rejas aparentes en la carcel del franquismo, y una cárcel representada por cabinas en las que los ciudadanos quedaban atrapados sin que los demás pudieran hacer nada por ellos.
En 1998, José L. López Vázquez, protagonizó un anuncio de Retevisión, en el cual la puerta de la cabina se abría y podía salir al exterior. Este anuncio simbolizó el fin del monopolio de Telefónica y la liberalización del mercado de la telefonía en España.



En televisión, Mercero ha sabido conectar con crítica y público gracias a series como: "Ese señor de negro", "Verano azul", "Farmacia de guardia" o "Turno de oficio". Y en cine destaca por títulos como: "La guerra de papá", "Espérame en el cielo", "La hora de los valientes" o "Planta 4ª ". Además fue presidente de la Academia de Televisión en el periodo 1998-2000.

Carlos Martínez y Eduardo Sierra
www.simpasta.blogspot.com

lunes, 5 de mayo de 2008

El Letrinero


Esta profesión consistía, principalmente, en retirar de las letrinas y pozos negros los excrementos humanos y transportarlos en una carretilla a las afueras de las ciudades. Junto con los excrementos retiraban también la paja o el heno que se empleaba como papel higiénico. No desaparecieron de Occidente hasta que se generalizó el uso de los retretes con sistemas de desagüe, es decir, hasta bien entrado el siglo XX. En algunos países más pobres se sigue llevando a cabo aún esta labor. Antiguamente nadie retiraba los excrementos y, durante la Edad Media, en las ciudades se arrojaba por la ventana a las calles, con lo cual la instauración de esta profesión fue un signo claro del progreso de los tiempos.
El letrinero podría trabajar de noche, desde las nueve hasta las cinco, y se le exigía que llevase su carga lo más rápido posible de los límites de la ciudad. Era un trabajo terrible y muchos de los que lo desempeñaban morían a consecuencia de las infecciones, incluso de asfixia, debido a los gases nocivos de su carga. En la Edad Media se tenía la idea de que los letrineros eran inmunes a la peste. La profesión solía traspasarse de generación a generación, pues los hijos de los letrineros tenían problemas para ser aceptados como aprendices en otros oficios.
A los letrineros se les discriminaba socialmente y se les obligaba a vivir en lugares específicos lejos de los demás. La mayor parte de los letrineros se aficionaron al tabaco para combatir con sus humos los malos olores que estaban obligados a soportar. Su sueldo no era del todo malo y los que trabajaban para los nobles en castillos y palacios casi lograban enriquecerse con esta profesión.