Decía Teilhard de Chaldrin que, en la escala de lo cósmico, solo lo fantástico tiene posibilidades de ser verdadero. Y tan proverbial resultó ser su reflexión que son, hoy ya, un buen número de físicos –hemos escrito "físicos", si- los que han incorporado dentro de su vocabulario palabras como "supercuerdas", "agujeros de gusano", "mundos paralelos"... La mecánica cuántica y la relatividad parecen demostrar el fracaso del orden mecanicista y explican que nuestro universo, tan inconmensurable como nos parecía y sin que apenas hayamos comenzado a descubrirlo, sería como una "burbuja" coexistiendo con otros universos.

La sola idea de un "multiverso", incrustado dentro de "once dimensiones", y mostrando unas realidades moldeables y, por supuesto, más complejas de la que perciben nuestros limitados sentidos, nos obliga a desplegar nuestra mente, no digamos nuestra imaginación... La "vida" podría ser "sueño" y los "sueños, "realidad", y todo cuanto nos sucede podría ser oasis ficticios de una conciencia, la nuestra, que está en otro lugar... Y es que algunas cosas no son como nos parecen: Hace mil años creíamos que nuestro universo terminaba en Saturno. En el mundo material las cosas están separadas espacialmente, pero nosotros no lo hemos sabido hasta hace poco porque percibimos su solidez.


Legendaria Avalon, sumergida en brumas y maravillas, isla del reino de las Hadas, del helénico Jardín de las Hespérides, el lugar donde son portadores de eternidad, Arturo, Morgana o Merlín; donde habita escondido de los hombres el Santo Grial... Mítica Avalon, al igual que Shambala o Agarta, lugares mágicos por excelencia, lugares de paso a universos prohibidos . Tal vez, algún día, tus brumas se disipen y podremos acceder a la realidad. ¿Pero qué realidad? No lo sabemos. Quizás no lo sepamos nunca. Hoy, de momento, hay quien piensa, físicos incluidos, que el Universo está empezando a parecerse más a un gran pensamiento que a una gran máquina.

jueves, 23 de abril de 2009

El Universo es una taza de café



Un profesor de Matemáticas de la Universidad de Duke ha descubierto junto a uno de sus alumnos un principio universal que une la curiosa interrelación de la luz y la sombra en la superficie de una sencilla taza de café, con la manera en que la gravedad magnifica y distorsiona la luz que proviene de distantes galaxias.

Están convencidos de que los científicos podrán ser capaces de utilizar los quebrantamientos de este principio para poder localizar acumulaciones invisibles de materia oscura en el Universo, según exponen en un artículo publicado en la edición del 23 de marzo del 'Journal of Mathematical Physics'.

Los rayos de luz describen de forma natural una curva de refracción parecida a la que ofrece la curvatura de la superficie interior de una taza de cafe, al modo de una hoja de hiedra que viene a apuntar en el centro y que presenta su parte más brillante a lo largo de su borde.

Los matemáticos y físicos denominan esa forma como curva de cúspide, y al borde brillante como 'caústico', basándose en una definición alternativa de diccionario que significa 'brillo ardiente', explica Arlie Petters, profesor de Matemáticas de Duke y responsable del curioso hallazgo. "Esto pasa porque un montón de rayos de luz pueden apilarse en dichas curvas", explica.

Descritos por Leonardo Da Vinci en el siglo XVI, los caústicos pueden verse por doquier en la vida cotidiana, por ejemplo en el reflejo de los rayos del sol en la superficie de una piscina o en el casco de un barco.

Pero los caústicos también se manifiestan en el Universo, concretamente en la disposición a modo de lente por efecto de la gravitación, causada porque las galaxias son tan masivas que su gravedad curva y distorsiona la luz de galaxias más lejanas. "Esto supone que su gravedad es tan poderosoa que algunos rayos de luz se apilan en esas curvaturas", explicó Pettrers.

"La Madre Naturtaleza ha creado estas cosas", afirmó. "Es asombroso que podamos ver en una taza de café la prolongación de un teorema matemático con efectos en el cosmos".

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hablando del Universo, nos alegramos de que se encuentre mejor el científico Stephen Hawking, de 67 años, que había sido ingresado de urgencia.
Saludos
Paco

Anónimo dijo...

con razón estamos tan nerviosos todos aquí en la tierra,