Decía Teilhard de Chaldrin que, en la escala de lo cósmico, solo lo fantástico tiene posibilidades de ser verdadero. Y tan proverbial resultó ser su reflexión que son, hoy ya, un buen número de físicos –hemos escrito "físicos", si- los que han incorporado dentro de su vocabulario palabras como "supercuerdas", "agujeros de gusano", "mundos paralelos"... La mecánica cuántica y la relatividad parecen demostrar el fracaso del orden mecanicista y explican que nuestro universo, tan inconmensurable como nos parecía y sin que apenas hayamos comenzado a descubrirlo, sería como una "burbuja" coexistiendo con otros universos.

La sola idea de un "multiverso", incrustado dentro de "once dimensiones", y mostrando unas realidades moldeables y, por supuesto, más complejas de la que perciben nuestros limitados sentidos, nos obliga a desplegar nuestra mente, no digamos nuestra imaginación... La "vida" podría ser "sueño" y los "sueños, "realidad", y todo cuanto nos sucede podría ser oasis ficticios de una conciencia, la nuestra, que está en otro lugar... Y es que algunas cosas no son como nos parecen: Hace mil años creíamos que nuestro universo terminaba en Saturno. En el mundo material las cosas están separadas espacialmente, pero nosotros no lo hemos sabido hasta hace poco porque percibimos su solidez.


Legendaria Avalon, sumergida en brumas y maravillas, isla del reino de las Hadas, del helénico Jardín de las Hespérides, el lugar donde son portadores de eternidad, Arturo, Morgana o Merlín; donde habita escondido de los hombres el Santo Grial... Mítica Avalon, al igual que Shambala o Agarta, lugares mágicos por excelencia, lugares de paso a universos prohibidos . Tal vez, algún día, tus brumas se disipen y podremos acceder a la realidad. ¿Pero qué realidad? No lo sabemos. Quizás no lo sepamos nunca. Hoy, de momento, hay quien piensa, físicos incluidos, que el Universo está empezando a parecerse más a un gran pensamiento que a una gran máquina.

lunes, 5 de mayo de 2008

El Letrinero


Esta profesión consistía, principalmente, en retirar de las letrinas y pozos negros los excrementos humanos y transportarlos en una carretilla a las afueras de las ciudades. Junto con los excrementos retiraban también la paja o el heno que se empleaba como papel higiénico. No desaparecieron de Occidente hasta que se generalizó el uso de los retretes con sistemas de desagüe, es decir, hasta bien entrado el siglo XX. En algunos países más pobres se sigue llevando a cabo aún esta labor. Antiguamente nadie retiraba los excrementos y, durante la Edad Media, en las ciudades se arrojaba por la ventana a las calles, con lo cual la instauración de esta profesión fue un signo claro del progreso de los tiempos.
El letrinero podría trabajar de noche, desde las nueve hasta las cinco, y se le exigía que llevase su carga lo más rápido posible de los límites de la ciudad. Era un trabajo terrible y muchos de los que lo desempeñaban morían a consecuencia de las infecciones, incluso de asfixia, debido a los gases nocivos de su carga. En la Edad Media se tenía la idea de que los letrineros eran inmunes a la peste. La profesión solía traspasarse de generación a generación, pues los hijos de los letrineros tenían problemas para ser aceptados como aprendices en otros oficios.
A los letrineros se les discriminaba socialmente y se les obligaba a vivir en lugares específicos lejos de los demás. La mayor parte de los letrineros se aficionaron al tabaco para combatir con sus humos los malos olores que estaban obligados a soportar. Su sueldo no era del todo malo y los que trabajaban para los nobles en castillos y palacios casi lograban enriquecerse con esta profesión.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

JOOOOO!

Anónimo dijo...

Un saludo desde Madrid