Decía Teilhard de Chaldrin que, en la escala de lo cósmico, solo lo fantástico tiene posibilidades de ser verdadero. Y tan proverbial resultó ser su reflexión que son, hoy ya, un buen número de físicos –hemos escrito "físicos", si- los que han incorporado dentro de su vocabulario palabras como "supercuerdas", "agujeros de gusano", "mundos paralelos"... La mecánica cuántica y la relatividad parecen demostrar el fracaso del orden mecanicista y explican que nuestro universo, tan inconmensurable como nos parecía y sin que apenas hayamos comenzado a descubrirlo, sería como una "burbuja" coexistiendo con otros universos.

La sola idea de un "multiverso", incrustado dentro de "once dimensiones", y mostrando unas realidades moldeables y, por supuesto, más complejas de la que perciben nuestros limitados sentidos, nos obliga a desplegar nuestra mente, no digamos nuestra imaginación... La "vida" podría ser "sueño" y los "sueños, "realidad", y todo cuanto nos sucede podría ser oasis ficticios de una conciencia, la nuestra, que está en otro lugar... Y es que algunas cosas no son como nos parecen: Hace mil años creíamos que nuestro universo terminaba en Saturno. En el mundo material las cosas están separadas espacialmente, pero nosotros no lo hemos sabido hasta hace poco porque percibimos su solidez.


Legendaria Avalon, sumergida en brumas y maravillas, isla del reino de las Hadas, del helénico Jardín de las Hespérides, el lugar donde son portadores de eternidad, Arturo, Morgana o Merlín; donde habita escondido de los hombres el Santo Grial... Mítica Avalon, al igual que Shambala o Agarta, lugares mágicos por excelencia, lugares de paso a universos prohibidos . Tal vez, algún día, tus brumas se disipen y podremos acceder a la realidad. ¿Pero qué realidad? No lo sabemos. Quizás no lo sepamos nunca. Hoy, de momento, hay quien piensa, físicos incluidos, que el Universo está empezando a parecerse más a un gran pensamiento que a una gran máquina.

lunes, 24 de marzo de 2008

Contemplar el Abismo


“Si contemplas durante largo tiempo el abismo, el abismo también te contemplara a tí”. Esta frase es de Nietzsche y pertenece a su obra “Más allá del Bien y del Mal”. En ella, el filósofo alemán, atacaba la moral de su siglo, y la he querido traer junto a estas líneas porque, quizás, podría explicar suficientemente la rocambolesca historia de Eliot Spitzer. Bueno, en realidad, creo que podría explicar muchas situaciones de todos y cada uno de nosotros.

Eliot Spitzer, abogado y político estadounidense del Partido Demócrata había desempeñado, hasta hace unos días, su cargo como Gobernador de Nueva York. El motivo de su dimisión ha sido un escándalo relacionado con la contratación de prostitutas de lujo, paradójicamente cuando este hombre se había convertido en un paladín de la lucha contra la prostitución. Su odio hacia las prostitutas era feroz, se había convertido en un justiciero en contra de la prostitución, pero a su vez estaba viviendo abrazado a ella. Cuando alcanzó el rango de gobernador se le situó enseguida en el trampolín hacia la Casa Blanca, podría haber sido presidente de EE.UU. Hoy en día, este hombre, ha dicho definitivamente adiós a cualquier aspiración política.

Quizá la historia de Spitzer, sobre la que ironiza medio mundo (el otro medio solo piensa en poder comer cada día) es la mejor metáfora del popular refrán castellano de “dime de qué presumes y te diré de qué careces”. Cuando veamos a alguien que no para de contar chistes o no para de reírse antes de subir a un avión, posiblemente esté exteriorizando su miedo a subir a él. Cuando alguien alardea de que daría todo su dinero a los pobres, preguntémosle inmediatamente si él realmente posee ese dinero. Recordemos a aquel sujeto que tanto criticaba las novelas y a su muerte se le encontró una que no sabía concluir. En ocasiones odiamos lo que nos atrae. O nos atrae lo que odiamos, que no es lo mismo pero nos atormenta igual. Podríamos explicarlo como una lucha entre nuestra mente racional, moralista, y nuestros instintos incontrolables.

Las razones emocionales por las que hacemos las cosas no se descubren tan fácilmente. La Psicología ha avanzado mucho, pero la mente sigue siendo una gran desconocida. La represión de ciertos contenidos inconscientes pueden provocar un mecanismo de defensa, su función consistiría en actuar sobre aquello que tememos, o que sentimos que nos esclaviza, o sobre ciertas situaciones en las que nos sentimos frustrados e insatisfechos. Los impulsos que se encuentran reprimidos serían aquellos que entran en contradicción con esa parte moral. A ello Freud lo llamó el “Superyo”.

El ser humano está lleno de contradicciones. Muchas veces nuestra vida misma es una total contradicción. Por eso, no deberíamos ser tan duros con Spitzer, ni con los que odian las novelas, ni con los que nos cuentan chistes antes de subir a un avión, ni hacia aquellos que proclaman que darían todo lo que no tienen sin saber si cuando tengan algo cumplirán su promesa. En realidad todos llevamos un Spitzer dentro. Y que me perdonen los que no lo sientan así. Pero yo creo que sí, que en algún aspecto de nuestras vidas, sea el que sea, vemos en nosotros la cara de Spitzer. Tampoco importara mucho si ha sido por aproximarnos nosotros al abismo o porque siempre permanecimos junto a él.

Manuel Capella

1 comentario:

Anónimo dijo...

Jaja, pues mejor que nos mire una chavala guapa.

Paco