
Tengo que confesar que no me gusta nada su nombre, será que no estoy acostumbrado a escucharlo.
Me gusta mucho más el de "Universo". Porque la palabra "Universo" desprende encanto y misterio, sugiere fascinantes lugares. Sobre ese universo hemos forjado sueños en cada etapa de nuestra vida, hemos llenado muchas horas de nuestra imaginación. Por eso nos cuesta llamarle de otra manera. Sin embargo, tal vez debamos ir acostumbrándonos a otra palabra: "Multiverso".
Mi buen amigo Ricardo, un enamorado de la física cuántica, solía explicarme esto de las dimensiones mediante un curioso ejemplo. Relato que, por cierto, lo publiqué hace tiempo en el antiguo foro de la Seip, dando lugar a un interesante debate. Si os parece, lo recordamos nuevamente:
Imaginemos un universo en el que solo existan dos dimensiones: "el largo" y "el ancho". Hagamos un esfuerzo añadido e imaginémonos nosotros viviendo en él. No nos quedaría otra posibilidad que quedar convertidos en "polígonos": En tal mundo no habría ni blancos, ni negros, ni amarillos. Habitaríamos, "los triángulos”, “los pentágonos”, “los hexágonos”, “los octógonos”, "los círculos"... Nuestra existencia se vería limitada y circunscrita por las características propias de tal dimensión. Nosotros desconoceríamos que existen otros lugares con más dimensiones y otros seres diferentes a nosotros. Ignoramos que existen pelotas, cuadros, árboles...
Cierto día, un objeto tridimensional decide hacer una visita a nuestro mundo.
Ricardo solía ponerme el ejemplo de “una manzana”. Así, nuestra manzana, se aproximaría a nuestro universo bidimensional donde viviríamos dentro de nuestra singular existencia como polígonos. Ella nos observa tal cual somos: “polígonos”. Ella sí aprecia la realidad de nuestro universo porque posée una dimensión más que nosotros. Intenta llamarnos, comunicarse con nosotros. Nosotros, los polígonos escuchamos su llamada, pero no podemos verla tal como es. Solo podemos ver los puntos de intersección que forma ella al entrar en contacto con nuestro mundo bidimensional. De esta forma, para nosotros, la manzana tendría una forma muy diferente a como es realmente. Nuestra limitación nos impide verla tal cual es. Apesadumbrada, nuestra manzana se resigna y desiste de sus esfuerzos.
Hasta aquí, el ejemplo de mi buen amigo Ricardo González. El universo, y con él todo cuanto conocemos, no sería tal como creemos. Nuestra perspectiva deformaría la realidad.
Los científicos ya nos hablan del Multiverso. Sí, he escrito la palabra "científico", no la de "parapsicólogo", ni la de "visionario". Para aquellos que tengan dudas les remitiré a dos fenomenales documentales: "Viaje por el Espacio" y "Universos Paralelos", emitidos dentro de la Noche Temática en la 2 de Televisión Española y fácilmente localizables para descargarlos de Internet, lo cual recomiendo sin ninguna duda.
¿Un número de espacios infinitos?... No lo sabemos, pero el número de dimensiones algunos si lo establecen ya en once. En otro momento reflexionaremos sobre ellas. Tendremos que hacer un enorme esfuerzo por saber, entonces, por dónde andará nuestra manzana.
Manuel Capella