Decía Teilhard de Chaldrin que, en la escala de lo cósmico, solo lo fantástico tiene posibilidades de ser verdadero. Y tan proverbial resultó ser su reflexión que son, hoy ya, un buen número de físicos –hemos escrito "físicos", si- los que han incorporado dentro de su vocabulario palabras como "supercuerdas", "agujeros de gusano", "mundos paralelos"... La mecánica cuántica y la relatividad parecen demostrar el fracaso del orden mecanicista y explican que nuestro universo, tan inconmensurable como nos parecía y sin que apenas hayamos comenzado a descubrirlo, sería como una "burbuja" coexistiendo con otros universos.

La sola idea de un "multiverso", incrustado dentro de "once dimensiones", y mostrando unas realidades moldeables y, por supuesto, más complejas de la que perciben nuestros limitados sentidos, nos obliga a desplegar nuestra mente, no digamos nuestra imaginación... La "vida" podría ser "sueño" y los "sueños, "realidad", y todo cuanto nos sucede podría ser oasis ficticios de una conciencia, la nuestra, que está en otro lugar... Y es que algunas cosas no son como nos parecen: Hace mil años creíamos que nuestro universo terminaba en Saturno. En el mundo material las cosas están separadas espacialmente, pero nosotros no lo hemos sabido hasta hace poco porque percibimos su solidez.


Legendaria Avalon, sumergida en brumas y maravillas, isla del reino de las Hadas, del helénico Jardín de las Hespérides, el lugar donde son portadores de eternidad, Arturo, Morgana o Merlín; donde habita escondido de los hombres el Santo Grial... Mítica Avalon, al igual que Shambala o Agarta, lugares mágicos por excelencia, lugares de paso a universos prohibidos . Tal vez, algún día, tus brumas se disipen y podremos acceder a la realidad. ¿Pero qué realidad? No lo sabemos. Quizás no lo sepamos nunca. Hoy, de momento, hay quien piensa, físicos incluidos, que el Universo está empezando a parecerse más a un gran pensamiento que a una gran máquina.

sábado, 29 de agosto de 2009

VIAJE A LOS NÚMEROS




Amigo lector, te invito a que hagamos un viaje apasionante. No iremos a ninguna galaxia situada a miles de años luz, ni a ningún universo paralelo, ni hacia atrás en el tiempo, ni dentro de un ovni. Puede que, incluso, se trate de algo más fascinante que todo lo anterior. Haremos un viaje a "los números".

Cualquiera de nosotros no tendría ningún problema en imaginarse lo que es un metro, un kilo o un litro. Sin embargo, puede que empecemos a tener algún problemilla con un milímetro, y no digo nada si nos hablan de milésimas de miligramo. El asunto se pone peliagudo si se nos empieza a hablar de mil millonésimas o de trillones.

Entonces, hagamos una cosa: Para hacernos una idea del significado de los números, lo mejor es asociar a cada número, sea grande o pequeño, una imagen. Así que ahí van primero unos pocos ejemplos de cosas pequeñas.

Un milímetro es aproximadamente el radio de una grano de pimienta. Una millonésima de metro: la mitad de la cabeza de un espermatozoide. Una mil millonésima de metro: el radio de una bacteria típica. Una billonésima de metro: el radio clásico del átomo más abundante del universo: el hidrógeno. Una mil billonésima de metro: más o menos, el radio clásico del electrón.

Pero ahora iniciemos el proceso contrario: contemos hacia arriba... y podemos encontrarnos con lo siguiente: Mil: el número de rayos que caen sobre la Tierra en un minuto. Un millón: ¿A quién no le gustaría tenerlo de sueldo cada mes?. Mil millones: la cadena de comida rápida McDonalds ha vendido cien veces esta cifra de hamburguesas. Puestas una al lado de otra, podemos dar la vuelta a la Tierra con ellas 200 veces y, después, ir y volver a la Luna tres veces. Y aún nos sobrarán números.

Pero sigamos... Un billón: si contáramos a una velocidad de cinco números por segundo, tardaríamos 6.000 años en llegar a esa cifra. Mil billones: cuando la población sobre la Tierra llegue a esa cifra, ya no podremos sentarnos. Para caber todos tendremos que estar de pie. Un trillón: es la cantidad de palabras y sonidos que los seres humanos hemos emitido desde que aparecimos sobre el planeta. También es, en promedio, el número de granos de arena de cualquier playa.

Mil millones de cuatrillones de cuatrillones de cuatrillones de cuatrillones: la cantidad de átomos que hay en el Universo, átomo arriba, átomo abajo.

Pero quedémonos en Mil trillones: es el número de estrellas que hay en el Universo. Así es de enorme el Universo en donde nos ha tocado nacer.

Hay quien piensa que el origen de los números se pierde en la noche de los tiempos y que hay que buscarlo en la necesidad de contar del ser humano. Sin embargo, los números son una abstracción humana, como los conceptos de suma, resta o potencia. Toda cosa o lugar que exista, o que imaginemos, ¡por muy fantástica que sea, en éste o en cualquier otro universo!, no podrá jamás eludir sus inflexibles reglas.

Los números nos hacen viajar a través del espacio y el tiempo, y ni los argumentos más grandilocuentes pueden imponerse a sus razones. Son la esencia de la ciencia, el progreso y el conocimiento humano. Hacer un viaje a los números es conocer el universo en su grandeza y en su pequeñez. Hay quien asegura que, incluso, conocer a Dios. De momento nos hace más comprensible la eternidad y el infinito.