Decía Teilhard de Chaldrin que, en la escala de lo cósmico, solo lo fantástico tiene posibilidades de ser verdadero. Y tan proverbial resultó ser su reflexión que son, hoy ya, un buen número de físicos –hemos escrito "físicos", si- los que han incorporado dentro de su vocabulario palabras como "supercuerdas", "agujeros de gusano", "mundos paralelos"... La mecánica cuántica y la relatividad parecen demostrar el fracaso del orden mecanicista y explican que nuestro universo, tan inconmensurable como nos parecía y sin que apenas hayamos comenzado a descubrirlo, sería como una "burbuja" coexistiendo con otros universos.

La sola idea de un "multiverso", incrustado dentro de "once dimensiones", y mostrando unas realidades moldeables y, por supuesto, más complejas de la que perciben nuestros limitados sentidos, nos obliga a desplegar nuestra mente, no digamos nuestra imaginación... La "vida" podría ser "sueño" y los "sueños, "realidad", y todo cuanto nos sucede podría ser oasis ficticios de una conciencia, la nuestra, que está en otro lugar... Y es que algunas cosas no son como nos parecen: Hace mil años creíamos que nuestro universo terminaba en Saturno. En el mundo material las cosas están separadas espacialmente, pero nosotros no lo hemos sabido hasta hace poco porque percibimos su solidez.


Legendaria Avalon, sumergida en brumas y maravillas, isla del reino de las Hadas, del helénico Jardín de las Hespérides, el lugar donde son portadores de eternidad, Arturo, Morgana o Merlín; donde habita escondido de los hombres el Santo Grial... Mítica Avalon, al igual que Shambala o Agarta, lugares mágicos por excelencia, lugares de paso a universos prohibidos . Tal vez, algún día, tus brumas se disipen y podremos acceder a la realidad. ¿Pero qué realidad? No lo sabemos. Quizás no lo sepamos nunca. Hoy, de momento, hay quien piensa, físicos incluidos, que el Universo está empezando a parecerse más a un gran pensamiento que a una gran máquina.

viernes, 20 de febrero de 2009

Una Manzana en el Multiverso



Tengo que confesar que no me gusta nada su nombre, será que no estoy acostumbrado a escucharlo.

Me gusta mucho más el de "Universo". Porque la palabra "Universo" desprende encanto y misterio, sugiere fascinantes lugares. Sobre ese universo hemos forjado sueños en cada etapa de nuestra vida, hemos llenado muchas horas de nuestra imaginación. Por eso nos cuesta llamarle de otra manera. Sin embargo, tal vez debamos ir acostumbrándonos a otra palabra: "Multiverso".

Mi buen amigo Ricardo, un enamorado de la física cuántica, solía explicarme esto de las dimensiones mediante un curioso ejemplo. Relato que, por cierto, lo publiqué hace tiempo en el antiguo foro de la Seip, dando lugar a un interesante debate. Si os parece, lo recordamos nuevamente:

Imaginemos un universo en el que solo existan dos dimensiones: "el largo" y "el ancho". Hagamos un esfuerzo añadido e imaginémonos nosotros viviendo en él. No nos quedaría otra posibilidad que quedar convertidos en "polígonos": En tal mundo no habría ni blancos, ni negros, ni amarillos. Habitaríamos, "los triángulos”, “los pentágonos”, “los hexágonos”, “los octógonos”, "los círculos"... Nuestra existencia se vería limitada y circunscrita por las características propias de tal dimensión. Nosotros desconoceríamos que existen otros lugares con más dimensiones y otros seres diferentes a nosotros. Ignoramos que existen pelotas, cuadros, árboles...

Cierto día, un objeto tridimensional decide hacer una visita a nuestro mundo.

Ricardo solía ponerme el ejemplo de “una manzana”. Así, nuestra manzana, se aproximaría a nuestro universo bidimensional donde viviríamos dentro de nuestra singular existencia como polígonos. Ella nos observa tal cual somos: “polígonos”. Ella sí aprecia la realidad de nuestro universo porque posée una dimensión más que nosotros. Intenta llamarnos, comunicarse con nosotros. Nosotros, los polígonos escuchamos su llamada, pero no podemos verla tal como es. Solo podemos ver los puntos de intersección que forma ella al entrar en contacto con nuestro mundo bidimensional. De esta forma, para nosotros, la manzana tendría una forma muy diferente a como es realmente. Nuestra limitación nos impide verla tal cual es. Apesadumbrada, nuestra manzana se resigna y desiste de sus esfuerzos.

Hasta aquí, el ejemplo de mi buen amigo Ricardo González. El universo, y con él todo cuanto conocemos, no sería tal como creemos. Nuestra perspectiva deformaría la realidad.

Los científicos ya nos hablan del Multiverso. Sí, he escrito la palabra "científico", no la de "parapsicólogo", ni la de "visionario". Para aquellos que tengan dudas les remitiré a dos fenomenales documentales: "Viaje por el Espacio" y "Universos Paralelos", emitidos dentro de la Noche Temática en la 2 de Televisión Española y fácilmente localizables para descargarlos de Internet, lo cual recomiendo sin ninguna duda.

¿Un número de espacios infinitos?... No lo sabemos, pero el número de dimensiones algunos si lo establecen ya en once. En otro momento reflexionaremos sobre ellas. Tendremos que hacer un enorme esfuerzo por saber, entonces, por dónde andará nuestra manzana.

Manuel Capella

domingo, 8 de febrero de 2009

Einstein y el huevo frito




En la vida no alcanzamos a comprender ciertas cosas. Tal vez éstas si tengan una explicación sólo que nuestro conocimiento, a pesar de haberse desarrollado enormemente, es todavía limitado.

En una entrevista que dio una vez Einstein un periodista le pregunta:

- ¿Podría usted exlicarme la teoría de la relatividad, por favor?

Einstein de una forma única le responde:

- ¿Podría usted explicarme como hacer un huevo frito, por favor?.

El periodista lo mira extrañado

- Pero trate de explicármelo si yo no supiera qué es un huevo, qué es es el aceite, qué es el fuego y qué es la sarten.